Foto LeMSC |
Pretendo darte coraje, pero me desinflo en el intento. Las palabras adecuadas se me atascan en la garganta. No, nunca estamos listos para ver partir al ser amado, para verlo mudar de planeta. No, no estamos listos para darle el último adios y resignarnos a no verlo nunca más.
Pero llega el dìa - funesto, mortal-, en que no tenemos opción. Que obtenemos sello cuando elegimos cara en la moneda. Entonces crecen las ganas de salir corriendo. Ganas de escapar al dolor.
El angel de la muerte pasò por ahì, todas tus fuerzas, tus ganas, tus oraciones no han podido llevarle la contraria.
Aceptar lo irreparable, lo inevitable. Una parte de ti se va, una parte que nunca más regresará. El sitio queda vacante, vacio, oscuro como un camino rectilineo sin fondo.
Finalmente entendemos que la muerte viene unida a la vida, ambas son los ojos de un mismo rostro.