Ahora que ya alcanzaste todo aquello que deseabas, te das cuenta que tus miedos, tus penas, tus incertidumbres, tus frustraciones aún siguen ahí. Algo escondidos, por otras actividades en que ocupamos la mente, pero listos a emanar como el agua de la fuente.
Obtenemos aquello que deseamos, pero insatisfechos, aparecen nuevas prioridades que creemos traeran a nuestra vida el sentido que buscamos. Siempre en búsqueda de nuevas sensaciones, actividades que nos saquen de nuestra rutinaria vida, pero en el fondo sabemos que pasada la novedad, volveremos al aburrimiento. Pobre de mi, pobre de ti. Pobre humano descontento.
Conocida empresa productora de bebidas alcohólicas busca hombres y mujeres intrépidos, arriesgados y valientes, para enfrentar este fin de semana a la muerte.
La empresa aclara, que en las intalaciones donde se desarrollará el combate, esta totalmente prohibido el ingreso de borrachos; pero asegura que en ese estado sí saldrán - en su gran mayoría.
Los valientes interesados en participar en la batalla, deberán vivir cerca, para regresar caminando a casa, de preferencia.
Hay recuerdos que perduran en el tiempo, vestigios que se rehusan en desaparecer, ruinas que no estan del todo consumadas; sensaciones que no se destruyen ni con terremotos internos.
Aún sigue de pie la emoción que sentí , al encontrarte.
Alex, joven empresario, trabajador, soñador, horticultor, con buenos contactos en la selva, amante de Bob Marley y de la música alegre; viaja por negocios y en su ausencia busca dulce abuelita - de preferencia sin vicios- amante de las planta y flores, que este dispuesta a ocuparse de su gran jardín durante su viaje.
La candidata tendrá que estar disponible todos los dias, para que le riegue, abone, pode y sobre todo le hable a sus plantitas de marihuana - lindas y olorosas - como lo hacia su difunda abuelita.
Adictos interesados por el puesto, abstenerse. Abuelitas fumadoras también.
Llega el día en que una piedra se columpia, vacila, tambalea; y finalmente cae dentro de ti. Su impulso, su fuerza hace que las otras piedras – cansadas, grises, desgastadas - que forman el muro cedan y caigan junto con ella.
Una avalancha, una catástrofe, una hecatombe. Al final solo hay piedras dispersas de lo que era un muro, una fachada, una apariencia.
El muro destruído te encuentras desnudo, despojado del antifaz. Contemplas las ruinas, el desastre, el crack. Cuando las luces se apaguen, no podras escapar de estar a solas contigo mismo.